
Pequeña muerte llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.
Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
En tiempos de encuentro y abrazos, la lucha por aquello en que creemos, nos arrebata a pedazos las mezquinas certezas cotidianas y nos arroja impiadosa al universo de la incertidumbre..
Se requiere valor, que a veces falta
No hay comentarios:
Publicar un comentario